VISTA DEL PUENTE

jueves, 8 de febrero de 2018

MARTÍNEZ MONTAÑÉS Y SEVILLA: 450 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO


Juan Martínez Montañés

Juan Martínez Montañés nace en la ciudad jienense de Alcalá la Real, siendo bautizado en la Parroquia de Santo Domingo de Silos, el 16 de Marzo de 1568. Fue el único hijo varón del bordador Juan Martínez, conocido con el sobrenombre de "El Montañés" y de Marta González.

Juan Martínez Montanés en la Plaza España
En 1579 se traslada junto con su familia a Granada. Fué allí, con tan solo 12 años, donde empieza su formación escultórica en el taller de Pablo de Rojas, al que a lo largo de su vida reconocería como su maestro y del que se le puede ver la influencia en sus crucificados.


Su formación en esta ciudad fue corta ya que aunque no se tiene constancia cierta de su llegada a Sevilla, se cree que fue en 1582 cuando se traslada a la ciudad hispalense, atraído por una naciente y prometedora escuela escultórica que existía en la ciudad así como del poder económico de ésta. Empezó a trabajar en los talleres de escultura de Gaspar Núñez Delgado y Jerónimo Hernández.


 Con tan solo 20 años, en el 1588, se examinó ante el gremio de veedores de la escultura y ensamblaje, ante un tribunal integrado por Gaspar de Águila y Miguel de Adán para acreditar su formación en la escultura y el diseño de retablos. La prueba consisitió en esculpir una figura vestida y otra desnuda, realizando también el alzado de un retablo, tras lo cual fue declarado "habil y suficiente para ejercer dichos orficio y abrir tienda pública".
Sevillano ilustre del Palacio de San Telmo
Martínez Montañés tenía una clara vocación a la escultura de temas religiosos. La mayor parte de sus obras la realizó en talla de madera y policromada, imprimiendo a sus imágenes un gran realismo. Sus trabajos tienen características clasicistas y manieristas que las propiamente barrocas, aunque conforme iban evolucionando apuntaban más al realismo barroquizante. La capacitación obtenida no le permitía la policromía de sus propias obras, lo que convertiría en fundamental la vincualción con otros pintores de la época.

Fue uno de los creadores de la Escuela Sevillana de Imaginería, siendo tal su perfección en las tallas, que en Sevilla fue conocido como "El Dios de la madera".


Juan Martínez Montañés, quizás sea uno de los personajes mas queridos de la historia de Sevilla, como podemos ver en las representaciones escultóricas que de él existen en la ciudad y como del cariño que el pueblo sevillano expresa en sus obras desde que salieron de sus manos hasta nuestros días.


Monumento a la Inmaculada
Así pues nos lo encontramos apostado sobre la balaustrada de la puerta de coches del Palacio de San Telmo sito en la calle Palos de la Frontera. Esta obra, junto a otros once ilustres sevillanos, fue realizado por  Antonio Susillo bajo el encargo de los Duques de Montpensier. Pero un gran gazapo se produjo cuando se realizó esta escultura, ya que vemos a Martínez Montañés portando en una de sus manos la cabeza y en la otra sujetando el torso del Gran Poder, que por entonces era atribuido a su obra y no a Juan de Mesa como se descubrió mas adelante.

Una segunda muestra lo vemos en los medallones que se encuentran entre los arcos de la Plaza de España. El monumento que diseñara el sevillano Aníbal González para la exposición de 1929 también lo recuerda y lo eleva a convertirse en uno los 52 españoles ilustres de la historia. 


En una tercera ocasión podemos verlo en el monumento a la Inmaculada. Este monumento está en la Plaza del Triunfo, entre el Alcazar y la Catedral, fue realizado por José Espiau Muñoz, la parte arquitectónica y Lorenzo Coullaut Valera las escultórica. En este monumento volvemos a recordar a Martínez Montañés, junto a otros tres personajes del S-XVII y que destacaron por su afán concepcionista. Aquí lo vemos portando en su mano derecha un martillo y en la izquierda una gubia.


Martínez Montañés y "La Cieguecita"
Pero en esta tres ocasiones se encuentra formando parte de un monumento, junto a otros personajes destacados de la vida sevillana. De forma individual lo vemos homenajeado en la Plaza del Salvador. Fue obra del escultor sevillano Agustín Sánchez Cid en el 1924. La escultura fundida en bronce, vemos a Martínez Montañés sentado, como si esperara llegar el jueves santo para ver pasar por allí a su obra cumbre "Nuestro Padre Jesús de Pasión" y portando en una de sus manos la figura de "La Cieguecita", una de sus obras mas reprensentativas.  Todo el conjunto descansa sobre un pedestal de mármol cuadrandgular chaflanado en sus esquinas, de las que sobresalen en relieves unos ángeles y en cada uno de sus lados unas placas de celosias de bronce. La obra fue realizada bajo petición popular por vecinos del barrio de San Lorenzo y encabezado por el entonces periodista Enrique Garro.


Permaneció, en Sevilla el resto de su vida, donde desarrolló su obra, salvo un corto periodo de tiempo en 1635 en el que permaneció en Madrid. Fue llamado por Felipe IV para la realización de un busto, que junto a un cuadro de Velázquez, sirvieran como modelo a Prietto Tacca para la estatua ecuestre que fundiera en bronce y que podemos ver en la Plaza de Oriente de Madrid.

Son cuatro las etapas en la vida del artísta, bien reflejado en sus obras. 


Una primera etapa sería su etapa formativa, en la que encontramos su primera obra firmada y conservada, San Cristobal (1597). Esta escultura se encuentra en la Iglesia Colegiada del Salvador de Sevilla. 


Grabado del túmulo funerario en honor a Felipe II tras su fallecimiento

También participa en el Túmulo funerario en honor a  Felipe II  por su fallecimiento, con la realización de diversas figuras. Este monumento estuvo junto a la catedral (1598). No se conservan las figuras realizadas por el maestro para este monumento, pero según la descripción, las más importantes eran las que representaban a Sevilla y a la lealtad, de más de cuatro metros de altura.

De 1603-1604 data el Cristo de la Clemencia o de los Cálices, encargo de Vázquez de Leca, canónigo de la Catedral de Sevilla. 

Cristo de la Clemencia o también llamado de los Cálices. Catedral de Sevilla
De 1605 al 1620 podemos clasificar una nueva etapa en su producción artística, la llamada etapa Magistral. Es de esta etapa Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Aunque no está documentado, se cree que esta gran creación data del 1615. Esta talla creada para la Hermandad radicada en el convento de la Merced de Sevilla, creará un modelo de la nueva iconografía del Nazareno formada tras el concilio de Trento.

También de esta etapa podemos clasificar el retablo para San Isidoro del Campo, finalizado en 1614, año en el que fallece su esposa Ana Villegas. Un año después se casa con Catalina de Salcedo, con la que tiene siete hijos.


Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Iglesia del Divino Salvador
Una tercera etapa, como así lo clasifica Hernández Díaz, es el llamado decenio crítico del maestro, comenzará a partir de 1620. Años que coincide con la muerte de su hermana y de varios de sus colaboradores y amigos mas directos, como Juan de Oviedo y Juan de Mesa. También fueron años que se vio envueltos en algunos pleitos profesionales; problemas en al contratación del retablo mayor del monasterio de San Clemente, la eternización de la tasación y ejecución del retablo de San Lorenzo, o el pleito que mantuvo con Francisco Pacheco al atreverse tasar la policromía del retablo mayor de Santa Clara. 


A pesar de todo fue una etapa bastante productiva, en la que realiza los retablos de Santa Clara y de los Santos Juanes del convento agustinas de San Leandro de Sevilla. Los años finales de esta etapa y encargado por doña Jerónima de Zamudio, realiza el retablo de la capilla de alabrastros y donde logrará crear la iconografía definitiva de la Inmaculada Cocepción, la popular "Cieguecita"


Cristo de los Desamparados. Iglesia conventual del Santo Angel
Una cuarta etapa fue su epoca barroca, a partir de 1630. Montañés ya sobrepasaba los sesenta años, que para la época había que entenderla como anciano, aunque para el maestro no limitó su capacidad creadora y su vitalidad artística, aunque sí se puede ver una mayor intervención de sus colaboradores.

En 1635, fruto de su fama internacional, cotizado y respetado, Martínez Montañés viaja a Madrid llamado por el rey Felipe IV, para modelar un busto de barro. Junto al retrato que hiciera el Velázquez al monarca, le sirviera como modelo al italiano Pietro Tacca para que realizara una estatua ecuestre.

Ya en los últimos años de su carrera, participa en obras tales como el retablo del convento de Santa Paula, en Sevilla, donde compartió las trazas con Alonso Cano y  Felipe de Ribas.


Tenía 81 años, cuando muere tras contraer la peste. Aunque su familia disponía de sepultura en el convento dominicos de San Pablo. Su viuda, atendiendo a su deseo, manifestó que "... por haber muerto el años 1649, en el rigor de la peste, el susodicho me pidió que fuese sepultado, como está, en la iglesia parroquial de la Magdalena de esta ciudad..."

En la Plaza de la Magdalena aparece una lápida con el siguiente grabado:





JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS
YACE SEPULTADO EN ESTA PLAZA
ANTIGUA IGLESIA PARROQUIAL
DE SANTA MARÍA MAGDALENA
Y TUVO EL TALLER DE SUS FAMOSAS ESCULTURAS
EN CASA CERCA A DICHO TEMPLO
LA ACADEMIA SEVILLA DE BELLAS ARTES SANTA ISABEL DE HUNGRIA
DEDICÓ ESTE HOMENAJE A LA MEMORIA DEL INSIGNE IMAGINERO
EN EL AÑO DEL SEÑOR DEL 1957




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